Zonko Staff

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DRobbs, Van der Horst, Fredogodofredo y Sarasvati llevando la manta en alto de Zonko Time!

sábado, 16 de octubre de 2010

Historia verídica de las hermanas que le hacían la vida imposible a la pulpera

Extraído de los cuentos infantiles de Tía Fernanda les presentamos uno de los tantos cuentos que publicaremos más adelante. Continue leyendo solamente si usted es de los buenos ticos que ha leído los cuentos de Carmen Lyra, si no, no entenderá...

Cuenta la leyenda de dos niñas (que nunca tenían nada que hacer) que eran tremendamente traviesas, las confisga'as. Una era morena como un Morenito de la Gallito y dulcita como los mismos, la otra era como un clis de sol: trigueña, rechonchita y con voz de como si se hubiera tragao unos 100 Guaritos, también de la Gallito, sí, bien ronquetas era la bandida. Ellas muy a menudo se metían en el armario de su abnegada madre, ña Carmela Granados viuda de Bizet. Las chacalinas veían el armario como todo un castillo lleno de cosas secretas y di'oro, pa no dar más vueltas al asunto, les cuento que un día de tanto la morenita dio con el chanchito de color aerosol arcoirisino comprado el en Mercao Central, llenitico de moneas di'un peso y dos pesos. Jayayay! Las güilas no hayaban qui'hacer de la contentera. -¡Una muñeca de repollo! decía la morenita. -¡El cassette de los Cebollitas! decía la trigueña.
-Que no, mejor vamos a la pulpe a ver en que los gastamos... Usted agarre la plata- dijo la morenita.
-¡Ay, bueno! Voy a agarrar un puñao nada más.
Y en su canguro verde limón Jansport metió ese monedal y se fueron hasta la pulpería que quedaba dos cuadras abajo de su casa. Llegaron. Un letrero bien cuidado rezaba minuciosamente "COMISARIATO DE ÑA BETTY".
-Doña Betty, me da tooooodo esto en chicles de 2 pesos.
La trigueña soltó el puñado de monedas de 1 y 2 pesos en el mostrador, como lluvia en el mismitico Amazonas. Por cierto, que las niñas nunca olvidarán el papelito blanco a la par del mostrador que decía "No centar niños en el mostrador" Hasta el día de hoy se pregunta qué rayos en "Centar"
En fin, cuando Ña Betty vio ese dineral, peló los guachos peor que camionero en una playa, pero no de ver tanto dinero... Si no de tener que contarlo toditico!!! A ña Betty se le fueron por lo menos unos 16 clientes por estar contando las moneditas... Les hizo una cara de odio, como nunca se la había hecho ni al distribuidor más carero que llegara a su negocio, y le entregó 60 chicles a las güilitas de ña Carmela Granados. ¡Ay, jueputa cariada la que tienen ahora las muy ratoncitas-pérez!
Desde ese día, ña Betty las atendió con temor y odio combinados, pues revivir ese conteo pior que'l de la Teletón fue su peor martirio.

Moraleja: No roben tanto dinero a sus madres y cepillense los dientes a las 10 de la mañana.

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